La competencia 

Siendo las 8:00 am las competidoras en equipos de tripletas se presentaron en los terrenos de juego, los hilos dimensionaban una superficie de 13 x 4 metros para cada una de las 5 canchas de juego en las que los 9 equipos femeniles representando el largo y ancho del territorio nacional (Ensenada, Guadalajara, Querétaro, Ciudad de México, Morelos y Mérida) disputarían en modalidad Round robin (todas contra todas) un único boleto al mundial femenil en Tailandia. A las 9 en punto sonó el silbato del Sr. árbitro, Esteban Palafox y la primer partida empezó a correr. Las boules de entre 680 y 700 gramos volaban por el aire, algunas rodando se aproximaban al cochonette, y otras chocaban haciendo sonar metal con metal. 

El tiempo avanzaba y las partidas también, se jugaron 4 partidas por la mañana hasta la tarde para luego salir a comer, reposar el cuerpo y descamar la mente. Ya con el intenso calor defendiendo al igual que el sol se jugaron 2 partidas más para terminar el día. Los resultados mostraban un torneo cerrado, las matemáticas se hacían presentes para formular la estrategia de juego para las 2 partidas del domingo. 

La mañana final nos sorprendió con una densa neblina y una lluvia intensa, al ambiente era de calma e invitaba a disfrutar la mañana desde el resguardo de las habitaciones pero las emociones por jugar podían más. Así que en punto de las 10 con una hora de retaso se comenzaron a drenar las canchas, la lluvia cesó un momento pero luego volvió, todo era incertidumbre. Con apoyo de la Federación Panamericana y la Federación Española de Petanca se resolvió lo mejor para el evento, dar tiempo y en consejo interno del torneo la paciencia apremió hacia las capitanas de equipo y así mismo a sus jugadoras. En punto de las 11:30 am -como si Tláloc nos hubiera escuchado- el cielo se abrió y con un sol potente y el vapor de agua del suelo subiendo lentamente las boules volvieron a sentir la arena y grava del terreno